Masa
Harina 500 g
Sal 10 g
Huevos 4
Puré de espinaca 100 g
Aceite de oliva 2 cucharadas
Semolín extra, cantidad necesaria
Lave las hojas de espinaca. Quite tallos y nervaduras. Hiérvalas en abundante agua con sal durante 3-4 minutos. Cuélelas
y escúrralas ayudándose con un lienzo para secar bien. Colóquelas en la procesadora y tritúrelas junto con un huevo.
Al licuado de espinaca agregue la harina, la sal, los huevos restantes y el aceite de oliva. Procese hasta tomar la masa;
retire de la máquina.
Trabájela con las manos sobre la mesada. Si hace falta, incorpore harina extra para que quede bien firme y consistente.
Deje reposar, por lo menos 1/2 hora, para que se relaje.
Divida en bollos. Sóbelos y estírelos con la máquina de hacer pastas hasta que queden de 3 mm aproximadamente.
Corte las cintas y distribúyalas sobre una bandeja espolvoreada con semolín. Reserve hasta el momento de cocinar.
Salsa
Cebolla 1
Aceite de oliva 6 cucharadas
Ajo 1 diente
Mejillones frescos 1 kilo
Vino blanco 250 cc
Perejil picado 2 cucharadas
Sal y pimienta
Limpie los mejillones raspando el caparazón y enjuagándolos con abundante agua.
Pique la cebolla en brunoise y junto con el ajo rehóguelos en una cacerola con aceite. Dore unos minutos. Incorpore los
mejillones y desglase con vino blanco.
Tape la cacerola y cocine hasta que los mejillones se abran. Salpimiente y agregue el perejil. Retírelos.
Reserve el jugo de cocción y reduzca unos minutos.
Quite la valva de los mejillones y reserve algunos enteros para decorar. Hierva la pasta. Mientras tanto, coloque en una
sartén el jugo de cocción de los mejillones. Cuele la pasta y agréguela.
Incorpore los mejillones y un chorro de aceite de oliva crudo. Sartenee y sirva. Termine el plato con perejil picado y
los mejillones enteros.
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