nueces peladas. 200 GRAMOS
ajo. 3 DIENTES
aceite de oliva. 2 CUCHARADAS
ricotta. 60 GRAMOS
sal. A GUSTO
crema de leche. 100 GRAMOS Y CANTIDAD NECESARIA
queso parmesano rallado. 4 CUCHARADAS Y CANTIDAD EXTRA
Varios
tallarines finitos. 400 GRAMOS

Coloque los dientes de ajo (previamente pelados, se entiende) en el bol de la procesadora. Acuérdese de abrir los ajos al
medio para quitarles el brote verde central. Pele las nueces y agréguelas a la procesadora. Procese ambos ingredientes hasta
obtener una pastita.

Incorpore en la procesadora las dos cucharadas de aceite de oliva, mientras continúa procesando todos los ingredientes. Agregue
de a poco los 50 gramos de ricotta, mientras la procesadora sigue trabajando hasta obtener una pasta de textura lisa y homogénea.

Vuelque lo procesado en un bol. Mézclele la crema de leche y las 4 cucharadas de queso parmesano rallado. Si la mezcla resultara
demasiado sólida, aliviánela con más crema de leche hasta obtener una salsa espesita. Pruebe y rectifique a gusto el sazonamiento.

En una cacerola amplia, ponga a hervir abundante agua con sal. Cuando rompa el hervor, sume los tallarines y cocínelos hasta
que estén al dente (poco tiempo porque son muy finitos). Escúrralos, póngalos en un bol y mézclelos con 1 cucharada de aceite.

Vierta los tallarines escurridos en una fuente que pueda ir a la mesa, previamente precalentada. Mézcleles dos tercios del
pesto de nueces. Cubra la superficie con el resto del pesto y espolvoree encima con más queso parmesano rallado. Listo...
¡A la mesa!

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