1 cucharada de aceite
350 g de farfalle o pasta tipo caracolas
1 cucharada de crema agria (opcional)
un chorrito de jugo de limón
pan crujiente para servir
SALSA
1 kg de mejillones frescos
1 cebolla grande picada
180 ml de vino tinto seco
2 cucharadas de aceite de oliva
30 g de manteca
125 g de champiñones en láminas finas
2 o 3 dientes de ajo majados
2 latas de 425 g de tomates, sin escurrir
1 cucharadas de concentrado de tomate
2 cucharadas de albahaca fresca o 2 cucharaditas de es seca
2 cucharadas de perejil fresco picado
1 hoja de laurel machacada
1 pizca de pimienta

Retire los filamentos de las valvas de los mejillones y limpie éstas frotando con cepillo de cerdas gruesas bajo el chorro
de agua fría.
Deseche los mejillones que tienen las valvas abiertas o aquellas que no se cierran al juntarlas fuertemente.
Para preparar la salsa, vierta los mejillones, la mitad de la cebolla y el vino en una olla bien grande y lleve a ebullición.
Baje el fuego, tape y deje cocer 5 minutos hasta que las valvas se abran.
Escurra y reserve el líquido de la cocción.
Deseche aquellos mejillones que se hayan abierto y reserve los demás junto con el jugo.

En la misma olla con aceite y manteca, rehogue a fuego medio el resto de la cebolla, las setas y el ajo hasta que la primera
esté tierna.
Agregue los tomates sin escurrir, el jugo de los mejillones, el concentrado de tomate, la albahaca, el perejil, la hoja
de laurel y la pimienta al gusto.
Deje cocer, sin tapar y removiendo de vez en cuando hasta que la mezcla espese.
En una cazuela grande con agua y aceite hirviendo, cueza los lazos durante 8 o 10 minutos o hasta que estén al dente.
Escúrralos, aclárelos con agua caliente y escúrralos de nuevo; devuélvalos a la cazuela, incorpore la salsa de tomate
y los mejillones reservados y deje en el fuego hasta que se caliente todo.
Justo antes de servir, incorpore la crema agria (si lo desea) y rocíe con jugo de limón al gusto.
Acompañe el plato con pan crujiente.
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